jueves, 18 de junio de 2009

Madres y amamantamiento. (escrito miercoles 18 febrero 2009)




Mi rabia tiene nombre, al menos yo, justa ,o injustamente, la he bautizado asi: Madre.
Una madre por definicion es algo tierno, cálido, comprensivo, un lugar al que volver en busca de refugio, de consuelo, de seguridad...al menos eso oigo por ahí, yo en ese sentido me siento un poco húerfana.
La mia es un bicho. Un bicho tipo escopión, que lleva a sus crias en el lomo y las defiende con su ser, alguien que procura todo lo necesario para vivir, con la que, nada te falta, porque cumple ferreamente con su "labor" de manera inmaculada. Pero los escorpiones no amamantan, no acarician, ni te lamen las heridas, son tan duros que si los molestas demasiado se clavan su propio agijón, prefieren envenenarse a ceder.
Así es mi madre... perdona "bichejo" pero es lo que siento, y este es mi blog, mi territorio, tranquila, a tí nunca te lo diré... no hará falta disimular, no hablamos mucho...
Mi rabia es mía, no te hecho la culpa, el tiempo del rencor lo he superado, pasó cuando, deje de verte como el ser superior infalible que siempre, por tu condición de madre mía, di por sentado que eras. Pero no puedo evitar sentir que esta rabia que no gobierno, que temo, por desbocada lleva tu sangre, hay algo de ti en ella. El monstruo dormido se despierta en momentos de presión, no aguanto la presión, pierdo la objetividad y el raciocinio, solo oigo lo que temo, siento que me atacan, que me juzgan, que intentan apresarme, doblegarme....y ya no soy dueña de mi, me asusta lo que veo, irremediablemente te me mezclas en mis pensamientos, tus críticas, tus juicios, tus ideas, no puedo discernir donde acabas tú, y donde empiezo yo, y somos tan diferentes que el mejunje está servido.
No sé en que momento empezó tu batalla contra mí, supongo que simplemente ocurrió sin más....tú estabas ahí con tus vivencias, y llegué yo con mi personalidad, mezcla de sangres: la rama paterna curiosamente llena de ingenuas, entregadas y fervientes "hijas de Dios" , y la rama materna llena de feminidades de témpano testosterónicas, herméticas, inabordables, e incrédulas. Tengo ambas cargas genéticas, aunque a mi me gusta pensar, que son energias emocionales de los que ya no están, que de alguna manera se han transmitido a mi persona, ¿se pueden heredar los sentimientos?, de ser así entiendo porqué estoy medio loca, ¡eran personas tan diferentes!, bondadosas unas, despiadadas las otras, ¿que tomé, de quién?, ¿a quién me asemejo?, recibo tantos mensajes contradictorios...
Mi tendencia está clara, pienso que eso es lo que más detestas en mí, mi escrúpulo moral, mi sensibilidad, se tornan horribles defectos cuando su juicio no hace excepciones, cuando no hace distincion de "clases", cuando no se doblegan a la "gula" papal..., digo: familiar..., "perrito de puerta ajena" me llamabas, yo no sentía que pertenecía a nadie, no entendía porque lo decías, tan solo hacía lo que me parecía justo, ¿mi pecado era no rendirte pleitesia, señora reina?. Yo no hacía las cosas por molestarte a ti, por "imponerme", me sentía libre, no tenia sentido de pertenencia a ningún nucleo, ni siquiera el familiar, no era propiedad de nadie, y llevaba fatal el autoritarismo como forma de educar, es muy sencillo para alguien analítico localizar las contradicciones morales, las debilidades propias y ajenas..." el reloj de Pamplona"era otro de mis motes , y para alguien como tú reina y señora, soberana, la verdad, era irrelevante si no estaba de tu parte, tu decidias los codigos por los cuales me debía regir, cambiandolos a capricho, según tu conveniencia.
No te reprocho que intentaras conservar a toda costa las jerarquías, tú orden, para el buén funcionamiento logístico familiar, lo entiendo, para ti era lo más importante..... pero si te reprocho que para ello no dudaras en confundirme, no dudaras, (tú que eras la adulta y todo lo sabías), en demostrar que mis intenciones no eran verdaderas, que eran malintencionadas, te reprocho que no dudaras en sembrar en mi la semilla de la confusión, me ayudaste a desconectar de mi verdad, porque de verme reflejada en tus ojos, ya no sabía quién era... aún en el caso (y se que sabes de que te hablo) que supieras que no era yo la errada, te empecinabas en salir airosa, la "reina" nunca se equivoca.
Me sobraba empatía, simpatía y sentido de la justicia, por eso me "hermanaba" con las muchachas que te servían, no era por confabular contra ti, no me dejaba manipular por ellas... tan solo me apetecia su compañia.... y no me gustaba tu despotismo. Esa fué de nuestra primeras batallas, esas pobres se llevaron en sus culos las patadas destinadas al mio, más de una se quedaría de piedra ante tu repentino odio, ¿como iban a imaginar que el origen del mismo no era otro, si no yo?, que era conmigo y no con ellas, contra quien ibas....
Las siguientes batallas que recuerdo casi siempre fueron a cuenta de los animales, su descubrimiento fué para mi como encontrar las llaves de mi cielo, su existencia siempre ha sido y será para mi, el bálsamo que necesita mi alma, son los únicos capaces de hacerme recuperar la esperanza, los únicos capaces de conectarme con la eternidad, con Dios.
Porque mi Dios está es la naturaleza, y la naturaleza de los animales contiene de forma descarnada su viva esencia.
Tú no podrías entender los sentimientos que me producían, porque no los necesitabas, lástima que al menos no contaras con la humildad necesaria para concederme el beneficio de la duda.
Yo me aferraba a ellos en la medida inversa en que tu nos separabas, tu orden, tus cosas, tu disciplina, tu ritmo, y tus costumbres estaban mil veces por encima de mis "manias" como tu las lllamabas, que no eran ni mas ni menos que mis necesidades afectivas.... una vez leí que el egoismo es sencillamente que "no hay lugar para las necesidades del otro" , eso te pasaba a ti, que ni me veias... tu decidías a cual debía querer, por cuanto tiempo, y en que medida, me obligabas incluso a despedirme, a dejar de amarlos, ¡como si eso se pudiera controlar!, te irritabas si me resistia y peleaba, porque en tu mente chata y miedosa lo interpretabas como desafio. ¡me has hecho sufrir tanto puto escorpión! ¡solo quería quererte! pero me lo pusiste dificil, de tanto malinterpretarme hiciste de mis virtudes defectos, y conseguiste que creyera que mis defectos eran mis virtudes.
Te amo sin embargo en tu debilidad, consciente de que yo soy una hija muy molesta que tampoco es capaz de superar sus propios defectos, tambíen aunque sin quererlo te he hecho sufrir, estamos en paz.
Por cierto que voy a jugar con la imaginación, inventando que te dejara leer esto que he escrito... como he heredado de tí el gusto por escandalizar al prójimo, me encantaría ver tu cara si te diera mi visión sobre el amamantamiento:siempre decías: yo no os di de mamar, "no soy ninguna vaca".... pues bién cuando me miras mientras amamanto a Hector con cara de susto y/o desaprobación, y me dices eso de ¿pero aún le das teta?, ¡va a cumplir un año!, yo me encojo de hombros y me disculpo, pero en realidad lo que me gustaría decirte es que no me da la gana dejarlo, porque siento placer al hacerlo, estoy "enganchada" al placer que me procura.
No me siento como una vaca, me siento, si es verdad, como un animal, noto como quiere devorarme, como se extasia poniendo sus ojillos en blanco, mientra casi puedo visualizar las endorfinas liberandose en mi sangre, conforme él se sacia, yo me voy amodorrando, y al mismo tiempo me estimula... pero mi excitación, aunque es claramente de caracter sexual, es sagrada y pura, impregnada de inocencia. Hay algo de canivalismo sensual, e íntimo, mas cercano a la comunión sagrada que al sexo... pero plancentero al fin y al cabo.
Un placer que me estimula y amodorra al mismo tiempo....como un buen masaje.

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