Recrearé un mundo en mi mente, llegaré a él algún día, cuando ya no deba nada a nadie, cuando las cosas dejen de ser previsibles y espesas. En él hablará la verdad no las palabras, nos perteneceremos a nosotros mismos y a nadie más, dentro de cada cual estarán sus amores porque el alma allí es indivisible, el amor no empleará trucos confusos, no será cobarde y querrá solo la felicidad del otro. Allí podré rodearme de mis bestias, confundirme con ellas, con mi verdadera esencia, podré proteger a todas las que aquí no pude, y protegerme siendo ellas. Al fín donde debo estar, al fín libre de vivir para ellas, construyendo, procurando vida, rodeandome de cosas hermosas, de seres satisfechos que siembran risas, y juegos, procurándoles bienestar, cobrándome en alimento del alma haciéndome inmensamente rica, mi casa allí es luminosa, está tan llena de vida como de silencio, las paredes de cristal me comunican con el verdor intenso del entramado bullicioso de seres vegetales, ricos en fragancias, que siempre tienen algo que contarme, conectando su imaginación con mi anímo, me transportan sin moverme como si tuviera alas a otros mundos, al mundo real de la fantasía, allí hay seres diminutos con pequeñas alas que viven en las entrañas de las cosas aparentemente inertes, allí hay dragones y elfos, hadas y ninfas, unicornios ...cada ser de luz que imaginó el hombre. En mi mundo el ser humano tiene apariencia y sentir de angel, libre al fín de su humanidad apestosa ya no depreda, solo se entrega. Alli, en mi mundo solo hay niños, bestias, y seres hermosos.