viernes, 14 de agosto de 2009

Una de paranoias: ¿qué hace ese bicho en mi hijo?


Bueno pues aquí la loca de turno que siente unas horribles ganas de hablar con alguien que no me conozca, y que si me juzga al menos yo no la oiga, pero pienso que si intento escribir esta historia a lo mejor después me encuentro algo mejor... estoy taaan cansada, tengo la lágrima facil, y solo me sale ira, yo misma inhabilito la posibilidad de apoyarme en los mios, porque no soy nada asertiva, es más hace dos dias que descubrí esta palabra, no sabía ni que existía, no será casualidad....
En fín la paranoia viene de que ayer trás una perdída de control con mi hijo a cuenta de la comida, donde puse el piloto automático subconsciente de "madre hija de p". creí estar en parte en posesión de la verdad, porque mi hijo me tiene preocupada, es pasmoso con lo poco que sobrevive, y lo dice una que come poco... porque a su vez mis padres aún me preocupan más, insinuando que yo no insisto, que no lo fuerzo a alimentarse y que está debil....el caso es que ultimamente ando interiorizando en mi ira, en su origen, y como permitirme ser la que realmente quiero ser, y hay momentos muy muy buenos en los que siento que todo está bién y todo es posible, y de repente ¡zas!, ahi está otra vez, las dudas, el cansancio, mi "posesión demoniaca" toma el control, y puteo soberanamente a mi hijo "por su bién", respaldada la mayoría de las veces por el beneplácito de los demás, que ven claro el rollo ese de la disciplina.
Luego me acosté a dormir al chico y estaba tan cansada que me quedé frita, en esto que mi marido al rato largo subió al mayor a mi cama (estoy durmiendo con los dos...rachas), y nos despertó el ruido a todos, al bebé que se movió inquieto, al grande que protestaba medio en sueños, a mi que me sobresalté un poco... y me lo pone al lado y yo que de repente en la semioscuridad le veo una especie de bicho reptándole por el pelo, intento ver que es, pero se escapa, me angustia, ¿que es? sale otra vez, vuelve a esconderse por su pelo, no puedo quitárselo, es como un cienpiés pero escurridizo, ¿que es? ¿que es esto?..... mi marido: ¡¿que tiene?!, enciende la luz corre.... ¿pero que tiene?...
y yo ya con luz, ya despierta, dicíendome a mi misma que lo he visto medio dormida que es una alucinación... pero sin creérmelo, seguía buscandole el bicho por el pelo hasta que sus protestas me hacen dejarlo en paz, pero no estoy tranquila...¿que hace ese bicho en mi hijo?
No sé que me dejó más inquieta, si el bicho supuestamente imaginado o el saber que yo, la superracional, soy capaz de tener alucinaciones.... ¡me hizo sentir taaan insegura!
Hace un tiempo si alguien me hubiera contado algo así la hubiese etiquetado de chiflada, o histérica, o qué se yo...
Me hizo pensar, ahora que estoy dando un giro bestial a mi forma de ver las cosas, hasta estoy haciendo un curso de terapia psicológica, que no puedo estar segura de nada, que quizás todos esos nuevos descubrimientos que me parece estar haciendo puedan ser también solo alucinaciones... esa idea me ha atormentado hoy, llevo todo el día de pelea con mi marido y con quién se ponga por delante, de un humor de perros, con la cabeza espesa sin ganas de nada como otras muchas veces.
Pero hace un rato recordé el episodio de ayer noche con la cena y mi hijo, y pensé que había otra forma de interpretar la alucinación nocturna.... no como una advertencia de que nada es lo que parece, de que mis recién descubiertas verdades no tienen quizás consistencia... de que mis esfuerzos por comportarme tal como me gustaría ser son ridículos por inútiles....porque la verdad que ansio no existe.... todas las ideas que me tenían hoy de un pésimo humor...
Había otra forma de interpretarlo: el bicho que ví era una representación de mis temores, algo amenazaba a mi hijo, algo escurridizo que yo temía se le metiera por un oido y llegase a su preciosa mente... y la amenaza no era otra cosa que mis propias ideas podridas, las que a mi me han destruido, las que me han silenciado, las que se me han metido en la mente y campan a sus anchas devorando toda esperanza... esa amenaza que yo puse anoche en su cabeza al portarme con él como lo hice, al meterle el miedo en el cuerpo, al robarle su dignidad y su aplomo al obligarlo a doblegarse ante mis neuras, al emplear la violencia. La imagen del aspecto de ese bicho tan escurridizo me ha tenido inquieta todo el día, como si no me creyese del todo que no era real, hasta que le he puesto cara al joio repugante y me he quedado tranquila, porque, si, realmente existe, pero con suerte impediré que vuelva a aparecer, impediré que se meta en la preciosa cabeza bién asentada y pura de mi hijo.

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