jueves, 18 de junio de 2009

VOLAR (escrito jueves 19 marzo 2009)






Esta noche ¡he vuelto a soñar que volaba!. Cuando era pequeña, lo soñaba mucho, y me encantaba, ¡me gustaba mucho dormir, siempre me lo pasaba en grande, era como entrar en una película, todo podía pasar, ¡me encantaba la promesa de la aventura que encerraba la noche!, y las veces que soñaba que volaba, me levantaba con un estado de ánimo genial. El vuelo, no era de altura, era mas bién dentro de la casa, y me costaba cogerle la técnica, pero al final era tan facil, que me despertaba con el convencimiento de que podía hacerse, aunque curiosamente no me desilusionaba comprobar que no podía, porque era como si sintiese que sí podía... una cosa muy rara, lo admito. El caso es que debo estar pasando una buena racha conmigo misma, porque reencontrarme con este sueño es muy gratificante, como si sintiese que es posible hacer cosas que la razón no contempla. Si tuviera que interpretarlo, cosa que no puedo evitar hacer con los sueños, tiene que ver con la confianza en mis posibilidades por encima de lo aprendido, de los límites que la razón humana define. Por encima de la lógica, está el poder de ese algo más, en lo que nadie se atreve a creer del todo, pero que todo el mundo alguna vez siente.
Mi familia es muy racional, cuando era pequeña, en el sueño, les decía a mis padres, ¿veis?, es posible, ¿veis como sí que se puede volar?
A veces siento que hay puertas que están cerradas pero que se podrían abrir al creer. Mi mente, machaconamente racional, me impide creer en nada que no sea empírico, estoy bién entrenada además, por una educación exenta de licencias creativas, y siento que es un equipaje..., no, más bién un traje, (el equipaje lo podría soltar), del que no puedo desacerme... Y aún así, en algún rinconcito de mi, subyace la fé en la magia, en las energías, en las almas, en el poder de la mente, y del espíritu, y en todas esas cosas que mi madre etiquetaría como "chorradas", y a veces, siento, como esta mañana, que se podrían abrir puertas cerradas, y que podría llegar a percibir las cosas de una manera diferente, que podría llegar a abrir la puerta por donde se cuela la brisa incorporea que me eriza los poros de la piel, de repente y sin motivo aparente, (solo un cálido momento de sintonía con el mundo), podría tornarse el viento oxigenado que realmente es, y golpearme con toda su presencia... y me da algo de miedo, no saber si podría manejar todo ese potencial, ¿y si no estoy preparada y me vuelvo loca?, ¿y si empiezo a ver o sentir cosas?, quizás es por eso que dejo la puerta cerrada...Me encanta soñar...

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