martes, 13 de julio de 2010

¿y qué puedo hacer yo?



Mi marido está depresivo, normal, más de 1 año si trabajar desquicia al lucero del alba, si además tienes que hacer de marujo y canguro...pa mear y no echar gota, los primeros meses en casa con el bebé me resultaron desquiciantes, estar encantada con tu pequeño tesoro y desquiciarse por el infierno que supone la monotonía de horas gemelas sin distinción posible, ni horizonte de interrupción, es perfectamente compatible, la maternidad a mi se me asemeja como un retiro en el que ríetete tú de los novicios budistas, la repetición de tareas que estos últimos utilizan como medio de fulminar al ego , son un paseillo comparado con el entrenamiento ferreo que ejerce sobre tí un bebé aparentemente inofensivo.
Lo dicho, para mi, una angustia total la crianza de un bebé, son tan....¡expuestos coñi!, jodidamente indefensos, , que miedo dan, y que agotadora es la alerta permanente, continua a que te someten, si eres de los que necesita oirse para seguir vivo estás jodido... es un coctel morotof en el que se mezclan todos los ingredientes necesarios para perder los papeles: cansancio, preocupación, falta de sueño, ausencia de paréntesis mentales, una situación sin solución de continuidad que ni siquiera permite evadirte con la idea de : pasará... ¡no pasa, no!, solo crece, y esa sensación ya digo es angustiosa, menos mal que a todo se acostumbra uno, pero el entrenamiento al que hay que someter la mente es de legionario.
y más para un hombre, y aún más catastrófico si ese hombre es de los que viven en el permanente temor de que algo malo puede ocurrir, con una sentimiento de responsabilidad exacerbado.
Y ¿qué puedo hacer yo?,a su vez aunque algo liberada de lo peor de la meternidad, también estoy fustrada, no hay vacaciones, no hay pelas, no hay tiempo, no hay pareja... a veces me siento como si no existiera, la que se mueve, compra, va a trabajar, habla y conduce es un robot a control remoto, la que lo mueve está tan lejos de esa carcasa vacia y aparente, que nada le roza en realidad, es cómodo, estoy a salvo conmigo misma. Lo malo es que tengo la sensación de que pase lo que pase ahí afuera no es cosa mía. Tengo mi teoría psicologica al respecto pero es parte de mi estrategia no dar demasiados datos, he comprobado que la peña está muy ciega, me da pereza comprobarlo una y otra vez, las veces que he intentado expresarme me han colocado de nuevo en la torre de Babel, es tal el abismo que separa mi esencia de lo que exteriormente acontece que me parece insalvable, no tengo los medios necesarios para comunicarme , mi carcasa no tiene suficientes botones, cortocircuita, es incapaz de expresarme, la odio, odio la naturaleza humana, me oculto dentro en las profundidades donde nadie me alcanza afuera que se queden los maduros, los que son como yo aparento, y que se entiendan con mi carcasa.
Así que, ¿qué puedo hacer yo para ayudarte marido?, aun estoy más zumbada que tú.... me siento demasiadas veces como el fantasma de esta imagen tan mona que he encontrado, estoy sin estar, esperas demasiado de mi.

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